 SANTIAGO, 05 de junio del 2024. En el templo central de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, comuna de San Ramón, se reunieron Obispos, pastores y lideresas de la Iglesia e instituciones evangélicas en Chile, en búsqueda de una respuesta divina a las muchas necesidades que tenemos en el país.
La bienvenida a esta esperanzadora reunión estuvo a cargo del Obispo Roberto López, anfitrión del encuentro, quien dio paso al Pastor Ricardo Rodríguez (JUCUM Chile), quien actuó de moderador.
A nombre de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, y de la Unión de Iglesias Pentecostales de Chile (UNIPECH) asistió nuestro Obispo Presidente Luis Quezada Orellana, quien compartió una reflexión de lo que Dios espera en el liderazgo evangélico.
Entre los demás líderes evangélicos, participaron:
Obispo José Rivas, IPETRI.
Obispo Héctor Cancino, PLENA.
Pastor Fernando Chaparro, ICTUE.
Obispo Emiliano Soto, MESA AMPLIADA.
Obispo Roberto López, FORO PASTORAL.
Pastor José Osses, IGLESIA MISIONERA PENTECOSTÉS.
Pastor Manuel Díaz, LIGA BÍBLICA.
Pastor Daniel Anabalón, IGLESIA PENTECOSTAL APOSTÓLICA.
Pastor José Luis Urel, FRAPECH.
También participaron, nuestros Pastores: Vicepresidente Luis Saavedra; Manuel Flores y Guillermo Urra.
Los siervos del Señor manifestaron la necesidad de estas rogativas, sobretodo porque ellos tienen una responsabilidad mayor al encabezar importantes iglesias y organizaciones evangélicas, coincidiendo que las diferencias de posturas en la iglesia evangélica no han aportado al crecimiento. De ahí que se valora esta instancia para dejar a un lado conceptos divisionistas, y mirarse como hermanos, como consiervos e hijos del mismo Padre Dios. Entendiendo que debe haber perdón en el liderazgo a modo de caminar en el Espíritu. Sólo así habrá más opciones para enfrentar las adversidades de satanás que a todos afectan.
Es el anhelo de los Obispos y Pastores que éste sea el tiempo que Dios espera para provocar los cambios necesarios en el liderazgo. Un tiempo para creer y soñar, de vencer la fragmentación que no ha beneficiado en nada a la Iglesia Evangélica.
Algo importante que valoraron los siervos es que “a pesar de las diferencias, nos amamos”; y más que instituciones, se buscan corazones unidos, donde sea el amor ágape el que resalte. Donde haya un sacrificio real por el otro. Que se mengue para que el semejante crezca. Donde se reconozcan en humildad los méritos o talentos entre consiervos.
Antes de finalizar, los Obispos expresaron el buen propósito de bajar la cabeza, unir las perspectivas y amarse de verdad, en el entendimiento que unidad no es lo mismo que uniformidad, porque hay elementos distintivos en las iglesias, pero que no debieran dividirlos.
Se espera en el Señor que sea su nombre el que siempre se glorifique y que nuestros líderes evangélicos sigan caminando en el buen propósito al que se les convocó.
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