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Simeón, un hombre justo y devoto

Había llegado el momento para que el niño fuese presentado y ofrecido a Dios. Los padres llevaron al niño al templo, y en alguna parte del templo se les presentó un hombre llamado Simeón. No se sabe quién era, algunos piensan que era un sacerdote, pero la Biblia no lo dice. Todo lo que se sabe de él es lo que dice Lucas. Era un hombre que amaba mucho a Dios, con tal devoción que pudo ser usado como instrumento por el Espíritu Santo para profetizar los eventos y el destino de la vida del Mesías.

¿Quién era Simeón?

Simeón era un hombre justo y piadoso, la palabra «justo» viene del vocablo griego «dikaios» que también se puede traducir como recto, bueno, íntegro y acepto ante Dios. Simeón era un hombre que trataba a los demás como correspondía, con justicia. Si lo comparamos con el Antiguo Testamento, no significa una conformidad a los mandamientos, sino que una persona que era recta delante de Dios tanto en el corazón como en sus acciones, Simeón cumplía con la justicia de Dios cabalidad, entendemos que la justicia que Dios buscaba en el A.T. era la que procedía del corazón basada en la verdadera fe, en el amor y en el temor que se le tenía a Dios. Ese estado del corazón es el que se vio en los padres de Juan el Bautista, quienes cumplían en forma irreprensible con todo los mandamientos y ordenanzas del Señor, que significa integridad de corazón. Simeón manifestaba las mismas características en su vida. La palabra “piadoso” (eulabes) significa cauto, temeroso de Dios, también se puede entender que Simeón era persona muy cuidadosa en su relación con Dios.

Simeón al igual que gran parte del pueblo, esperaban la venida del Mesías y que se cumpliese las profecías de este evento. A esto se refiere la palabra cuando habla de la consolación de Israel, siendo Simeón un hombre guiado por el Espíritu Santo, se entiende que el Espíritu estaba constantemente sobre él. En la mayoría de los casos del A.T. el Espíritu venia sobre los hombres para cumplir alguna tarea especifica, pero no dice que el Espíritu estuviera sobre ellos constantemente.

Simeón estudiaba constantemente las Escrituras busca las profecías que hablaban de la venida del Mesías «Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación» (1a Pedro 1:10). Por esta búsqueda, en algún momento recibió del Espíritu Santo una revelación, una promesa inusual para su tiempo, que él no moriría antes de ver al Mesías.

Luego de establecer el carácter de Simeón, podemos entender que lo más importante de este personaje es la actitud que él tenía para con Dios y para con su entorno, él dando testimonio de ser un hombre guiado por el Espíritu Santo. Simeón es el tipo de cristiano que nosotros deberíamos ser en este tiempo, no solo en fe sino también en esa integridad cristiana que nos debería caracterizar, siendo hombres y mujeres de paz, temerosos de Dios más que de los hombres, buscar el bienestar de todos, hacer el bien y guardar los mandamientos del Señor.

Simeón por el cumplimiento de la promesa de Dios, pudo tener entre sus brazos al niño que sería la luz de las naciones y salvación para el mundo. Se llenó tanto de gozo que el Espíritu Santo vino sobre él y realizó una oración por el momento vivido: «él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvación, La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel» (Lucas 2:28-32).

Al terminar esta reflexión, puedo entender el gozo de este hombre que estaba siendo testigo ocular de la bendición de Dios, comprobando en su vida la fidelidad del Señor al cumplir en él su promesa. Y nosotros entendemos que Dios cumple sus promesas sobre los hijos e hijas que viven según su ordenanza y cumplen a cabalidad sus compromisos con Él. «Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta» (Números 23:19a). Entendemos entonces que toda promesa de Dios está aún vigente y que si somos fieles y constantes veremos su gloria sobre nuestras vidas.
 
Que mi buen Dios los bendiga.
 
 
Pastor Juan Flores Godoy
I.M.P. Las Condes
Estudiante del Seminario Metodista Pentecostal de Chile.
 

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