Iglesia
Metodista Pentecostal
de Chile
    
  ENTRAR 

 

Cantate Domino, Cantad al Señor



CANTATE DOMINO

«Cantad al Señor»

 

¿Se ha preguntado alguna vez qué significa «alabar a Dios»? Probablemente nunca lo ha hecho.

Como esta pregunta es de tanta relevancia, investigamos con acuciosidad y con mucho respeto el profundo significado e implicancia.

Alabanza es la acción de glorificar a Dios, de ensalzarlo y de bendecirlo, darle honra y gloria, especialmente con himnos, cánticos, música, danza y también oraciones.


¿Por qué debemos alabarle?

Porque Él es digno de alabanza, por todas sus bondades para con el hombre, y además, por los beneficios recibidos de parte de Dios. La alabanza la expresión de gozo sobre todo en las reuniones de culto donde rendimos la gloria a Dios una y otra vez. En estas alabanzas se las cantamos al Señor porque es Dios.

En la Biblia encontramos muchas expresiones de alabanza para Dios, ya sea en Isaías 42: 10, Salmos 22:24, Salmo 50:23, Lucas cap.15-18, Hechos 11:18, Filipenses 1:11, Salmos 35:18; 69:30 y 109:30, por nombrar algunos. Los Salmos son alabanzas a Dios. En las escrituras se encuentra con frecuencia la alabanza y la acción de gracias en un mismo movimiento del alma. La alabanza cristiana tiene su movimiento esencial en la alabanza del antiguo testamento, pero se distingue porque es suscitado por el don de Jesucristo, que manifiesta su poder en la redención del género humano y en la salvación individual de cada hombre.

Por su lado, en el Nuevo Testamento, vemos la alabanza de los ángeles y los pastores en la noche del nacimiento de Cristo en Lucas 2:13-20. También las alabanzas de las personas que recibieron sanidades milagrosas, asimismo de aquellos que le alababan a Cristo en la entrada triunfal a Jerusalem. No podemos ignorar la alabanza de María a Dios cuando el ángel Gabriel le anuncia que será madre del Salvador del Mundo. Este es el  «Magnificat de María», agradeciendo a Dios «porque ha mirado la bajeza de su sierva», Lucas 1: 46-56.

Podemos observar que desde el Antiguo Testamento al Nuevo Testamento hombres y mujeres han elevado alabanzas a Dios.  Reiteramos, el libro de Salmos es una muestra de ello, Salmos está lleno de alabanzas al Creador.

La palabra Salmo en griego significa «canciones de alabanza». El nombre en hebreo es «Tefilim» y significa «alabanza». Los Salmos se cantaban en el templo y a la entrada del templo, y los israelitas lo llamaban Himnos de Alabanza.

El libro de Salmos es la colección más antigua de himnos y cantos. Iban acompañados frecuentemente con música. Los levitas ejecutaban los instrumentos construidos por el Rey David para el Señor, y los sacerdotes acompañaban con sus trompetas y todo Israel estaba de pie.

Después de «la Cena de la Pascua», la noche en que Jesús fue entregado, junto a sus discípulos cantaron el himno «El Hallel», que comprende los Salmos 113 al 118. «Hallel» proviene del término hebreo traducido al castellano por «Aleluya», que quiere decir: Alabad al Señor.

Tenemos muchos salmos de alabanzas a Dios y hemos querido dejar para el final intencionalmente, el maravilloso Salmo 150, que nos invita a alabar a Dios en toda la magnificencia de su firmamento, por sus proezas, por la multitud de sus grandezas. Es tal la intención de este salmo que nos llama a alabarle al son de bocina, con salterio y arpa, con pandero y danza, con flautas y címbalos, y todo lo que respire alabe al Señor.

¿Qué podemos agregar frente a este maravilloso Salmo que nos da la base para alabar al Señor?

Amada Iglesia, sólo podemos concluir que nuestra alabanza al Señor debe ser con todo nuestro entendimiento, con toda nuestra conciencia, con todo nuestro ser. La alabanza a Dios parte primero por cada uno de nosotros. No debemos de esperar que el hermano o hermana se inspire. Al salir de casa, nuestro propósito debe ser el de ir a encontrarnos con nuestro Salvador, presentarnos ante su presencia y creer con todo nuestro corazón que Él está allí, en su casa de oración, aunque no le veamos. Tendremos un estrecho encuentro con Dios, nos llenará de su presencia, de su gozo y también enjugará nuestras lágrimas y nos acariciará dándonos consuelo. Por ello debemos llegar con todo nuestro entendimiento a alabar al Dios Todopoderoso, al Autor de la Salvación, quien se merece toda nuestra honra, toda gloria y todo loor de parte nuestra. 

¡A Dios sea toda la gloria para siempre! Amén.

 

 

Hna. Yolanda Espinoza Fuentes.

Estudiante del Seminario Metodista Pentecostal.

 

   Compartir        

   Comentar: "Cantate Domino, Cantad al Señor"
 
Nombre:

Email:

Comentario:

Enviar

   Noticias relacionadas:
 
Cargando...





 
      Iglesia Metodista
Pentecostal de Chile
  
Personalidad Jurídica de Derecho Privado
Nº 2148 del 30 de Septiembre de 1929


Obispo Manuel Umaña Salinas # 139,
Estación Central, Santiago de Chile
  
imp.cl

    {login}