Como obrero que no tiene de qué avergonzarse
El considerar los consejos que el Apóstol Pablo dirige a Timoteo, su hijo en la fe, quien manifestaba buena y sólida enseñanza en las Escrituras y quien sería el responsable de la congregación en Éfeso, fue uno de los motivantes para ingresar a estudiar y aprender más de la Palabra de Dios guiado, en mi caso personal, por el Seminario Metodista Pentecostal, “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Entretanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza” (1° Timoteo 2:15 y 4:13).
Podemos manifestar el interés por realizar nuestra labor ministerial acorde a lo que Dios pide de nosotros, pero, ¿se hace tan necesario dedicar parte de nuestras jornadas diarias al estudio de las Escrituras sabiendo que contamos en este tiempo con literatura, documentos y tecnologías que nos sirven y ayudan a preparar lo que compartimos con nuestras congregaciones?
El desafío de manifestar deseo, necesidad y responsabilidad en prepararnos no solo la vemos en las palabras que Pablo dedica a Timoteo, “procura con diligencia, ocúpate”, que son algunas de las indicaciones que ahora nos confrontan, nos instan, nos animan, lo que debería complementarse con saber: ¿qué considera el prepararnos u ocuparnos en ello?.
Las escrituras en distintos pasajes nos aconsejan respecto de esta disposición, una de ellas nos cita al sacerdote-escriba Esdras quien “había preparado su corazón para inquirir la ley de Dios y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (Esdras 7:10) comprendiendo que el pueblo creía cumplir con lo que se pedía de ellos, pero este compromiso en sus actos distaba de lo que a Dios deseaba de sus vidas.
La Revisión Reina Valera 1960 (RVR1960) nos indica “había preparado su corazón” condición que en algunos pasajes de la Biblia nos advierte de lo cambiante e incluso lo poco confiable que puede llegar a ser lo que nosotros mismos podemos sentir, pensar e incluso hacer, aun considerándolo bueno a nuestro propio parecer, vemos que “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías capítulo 17). La respuesta a esta interrogante viene en los versículos siguientes en el mismo pasaje de Jeremías “Yo el Señor, que escudriño la mente, que pruebo el corazón”
Entonces, considerando esta disposición, tomando el caso de Esdras y haciendo uso de la Nueva Versión Internacional (NVI), la cual nos ayuda a entender en mejor manera la disposición de este sacerdote-escriba: “Esdras se había dedicado por completo a estudiar la ley del Señor, a ponerla en práctica” por lo que podemos considerar, clarificar y sensibilizarnos respecto a esta necesidad.
Pablo, insta a Timoteo a presentarse a Dios aprobado, Esdras había preparado su corazón o se había dedicado por completo, entonces ¿qué considera la disposición para realizar nuestra labor “por completo” ante los ojos de nuestro Señor?
Pablo en su preocupación constante de ánimo y corrección, en su carta a los hermanos en Tesalónica y después de una serie de consejos deseando sean íntegros en nuestro Señor termina su misiva y les escribe “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1° Tesalonicenses 5:23).
Entonces, con esta cita, se nos clarifica que para presentarnos a Dios aprobados, mencionando nuestra voluntad, interés o deseo, principalmente considera nuestra disposición de manera íntegra, honesta y verdadera de nuestro actuar ante nuestro Señor en todos los aspectos de nuestra vida, ya que Él es quien tiene que obrar y tomar dominio de nosotros, no es nuestra capacidad personal, el Señor nos prepara en su voluntad, santificándonos en su perfección.
Presentarnos a Dios aprobados, preparar nuestro corazón o disponernos por completo considera que debemos ser coherentes en nuestro sentir, nuestro pensar, nuestro accionar e incluso nuestra manera de ser, la cual se ve reflejada sin decir palabra alguna, porque es la obra de Dios en nuestras vidas la que por medio de nuestros actos hablan o testifican por nosotros.
Al igual que un buen soldado de Jesucristo, como el obrero que no tiene de que avergonzarse, es mi deseo procuremos con diligencia, le incluyo también a usted, presentarnos a Dios aprobado.
Pr. Pablo Lagos San Martín IMP en Villarrica Estudiante Diplomado SMP |