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La Oración en la Vida de un Plantador



Los 3 Niveles de Oración en la Vida del Plantador


Como estudiante del Seminario Metodista Pentecostal, se me invitó a participar de un curso de Plantación de Iglesias, que es gestionada por nuestra Iglesia y acompañado de mi situación actual, en que el Señor a través de nuestro Obispo, Luis Quezada Orellana, me ha honrado para trabajar con un grupo pequeño de hermanos, para predicarles la palabra de Dios, para dirigirles como Iglesia, y para que el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo se sigua expandiendo.  En definitiva, para cumplir con mi parte en La Gran Comisión.


En referencia a esta capacitación de la cual formo parte, es que quiero compartir en este devocional el tema: “La Oración en la Vida del Plantador”.

Quisiera explicar tangencialmente qué significa ser plantador de Iglesia.  Un plantador, cumple con la función del sembrador espiritual, abrir obra en algún lugar, debe buscar el terreno adecuado, la semilla más acorde, espiritualmente debe trabajar su campo, entregarse a la vida de este campesino espiritual, y esperar en el Señor a que la semilla de su fruto.  No es sólo plantar, no es sólo predicar, es dedicar su vida a la obra de Dios, en un terreno donde se ha de plantar una nueva Iglesia, una nueva congregación.


Me pregunté, ¿cómo debía ser la oración de este siervo de Dios?, y el Espíritu Santo me guío hasta Éxodo 33:12-18, donde se lee: “12 Y dijo Moisés al Señor: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos.  13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. 14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.

15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.

16 ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? 17 Y el Señor dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.

18 Moisés entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.”


Al releer este trozo de la palabra de Dios, descubrí en el versículo 12, cómo se repetía los pronombres “mí” y “yo”.  Todos somos conscientes, que esta oración, “dirigida a Dios por mí y para mí”, como mirándonos en un espejo, es la oración más común de los cristianos, a pesar de la clara enseñanza de nuestro Señor Jesucristo, cuando enseña a sus discípulos a orar (Lucas 11:1-13; Mateo 6.9-15).


Es la oración en un nivel básico, simple, unipersonal, que no está mal, pero muchas veces caemos en el egoísmo y miopía espiritual, porque por omisión, olvido, o cualquier otro motivo, desconocemos que también debemos orar por el pueblo de Dios, por la Iglesia que está al servicio del Señor, por la congregación de la cual somos parte.


Sin embargo, en el versículo 13 de Éxodo 33, leemos como Moisés amplía el alcance de la oración, cuando dice: “mira que esta gente es pueblo tuyo”.  De esta forma Moisés, sube a un segundo nivel, sale de la simplicidad del “yo” y del “mí”, para orar por el pueblo de Dios.  No es malo orar, no es malo pedir, muy por el contrario, el mismo Señor Jesucristo nos invitó a pedir, a buscar, y a golpear la puerta, pues todo aquel que pide recibe, el que busca halla, y al que golpea, se le abrirá (Mateo 7:7-11; Lucas 11:9-13).

Por tanto, Moisés, habiendo subido de un primer a un segundo nivel, comprendió la profundidad espiritual que debe mover al pueblo de Dios, que su oración, entre más profunda era, espiritualmente más arriba iba a llegar, y en este anunciado tercer nivel, que vemos en Éxodo 33:18, Moisés le dice al señor: “Te ruego que me muestres tu gloria”.


Sí somos capaces de entender que nuestras necesidades propias y que las necesidades del pueblo de Dios, son suplidas por la gloria de nuestro Señor Jesucristo, entonces entenderemos, que, a pesar de nuestras limitaciones, de aquello que nos aflige, nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios, y que la Gloria de Dios estará por sobre todas nuestras necesidades.


Por tanto, invitamos a todo plantador, a todos los sembradores de la palabra de Dios, a nuestras hermanas y varones de la Iglesia, a buscar a Dios en espíritu y en verdad, subiendo de nivel en nivel en la oración hasta ser partícipes de la Gloria de Dios en nuestras vidas.

¡Que el Señor nos bendiga a todos!


Hno. Leandro Shara Lillo
Estudiante Seminario Metodista Pentecostal

 

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Que el señor le bendiga mi hermano Leandro Shara.Muy buen Devocional que el señor me ayude a ir subiendo de nivel, entender y mejorar mi relación con Dios y con las personas que el pone eb mi camino.Dios le bendiga
Verónica Ramírez
2021-12-07 14:58:15


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